domingo, 27 de noviembre de 2011

Tarde en Mogador o la Huella de las ausencias.


"Y pronto descubriría que hacía muy bien en querer conservar esos instantes..."
Alberto Ruy Sánchez.
Los nombres del aire



A Tatiana Zugazagoitia




La oscuridad llama a la luz de una especie de amanecer. En el sonido se asoma la orilla de un cielo que se adivina con sabor a sal.
Con el silencio llega también andando el viento. Y el viento despierta los brazos de Tatiana que dejará de serlo los próximos cincuenta y tantos minutos.
Fatma, es el nombre de la mujer que ahora en silencio está sentada en la tarima que tampoco  lo es, está sentada al borde de la ventana que mira a la calle en la hora sexta de la ciudad de Mogador.
Tatiana Zugazagoitia hace suyos el tiempo y el espacio del deseo y la espera, de la nostalgia de un porvenir indescifrable y que, sin embargo, aguarda el instante que se le ha tenido reservado en el cuerpo, la voz y la mente. Escribe con caligrafías sutiles en el aire una narrativa en movimiento.
“Tarde en Mogador” (Monólogo Dancístico) es el nombre de esta obra inspirada en la novela de Alberto Ruy Sánchez, “Los nombres del aire”.
El silencio de Fatma contrasta con el bullicio de las calles de Mogador, con el rumor de las voces del mercado o los gritos del halaquí. Fatma se ha perdido en sí misma, en la búsqueda de una presencia que la llama, que la invade y la determina. Una llama que ilumina oscuridades que no sabía que existían por estar dentro de ella misma.
En la obra de Tatiana “Tarde en Mogador”, acompañar el andar de Fatma a través de ella misma es posible. Sus pausas, sus dudas, el deseo de buscar lo que se anhela sin haberlo conocido, sin haber elegido la forma o sus bordes, el color o su aroma y aún ser testigo de la convulsa alegría de una coincidencia no tiene mejor argumento que las perfectas ejecuciones que se escriben ante ojos que podrían dudar y perderse pero que son guiados además por la palabra.
Alberto Ruy Sánchez, con su magistral dominio de la palabra, sugiere instantes, imágenes, momentos, en fin, la cartografía del deseo, es Tatiana quien muestra el ritmo de esas imágenes, la pausa de los momentos y la duración de los deseos. Es el latido, es el tiempo y la intensidad transformada en instante justo. Son las pulsaciones, el aliento agitado, el viento, el vapor del hammam, la magia intimidante y seductora del “Falso Atardecer”.
Es el paso silencioso de una Kadiya que lleva en su manto el rojo de una pasión desbordada, cierto, pero nunca inútil, al contrario, son las formas del encuentro trazado desde antes en la compleja geometría de un azulejo.  El esquema de un instante, de la inquietud del antes y la desolación del después.
Es en ese instante donde Fatma (Tatiana) y Kadiya (Ana flores), encuentro de rimas asonantes, hacen de la búsqueda la concreción del destino, justifican en la poesía de su cadencia, lo irremediable de la distancia y le otorgan al futuro su necesaria dosis de incertidumbre.
La tarde en Mogador no termina cuando se extingue el sol, pues es inextinguible el deseo. Las tardes de Mogador son eternas, son el preámbulo de la noche y la consecuencia irrefrenable de los días.


viernes, 18 de noviembre de 2011

Me vestí de ti

Tu es ce poéme, l'image réelle du mystére au secrete...
(Tú eres este poema, la imagen real del misterio al secreto...)
L'Alme
Jean Royer


 Hoy me vestí de ti
para no olvidar
que voy desnudo.

Cazador bajo la piel
de su víctima primordial
la que es
cuando el mundo se distrae
y no le estorba.

Grité tus cuerdas
puse el arco  lo pulsé
y tensas
hablaron por mi garganta

Hoy tuve en mis manos
tus manos
agité desechos de sueños
como señor armado
que desboca sus carros

Olvidé de ti
la estrechez del día
los tiros despiadados
de la puntería

Corté cartucho
y amarras
me corté las uñas
Fiera serena
me hice apuñalar hasta tu empuñadura
y zarpamos de tu zarpa
tigra.


Hermann Bellinghausen