martes, 31 de enero de 2012

Odiar los días nublados.

Odio los días que evocan a otros días
esos en que la humedad se compartía
con pasos en terrenos amigos.
Odio el cielo gris y cercano
con filos de tonalidades
armonizando la sombra falsa
 de tus ojos.
Odio mi brazo sobre tus hombros
pretexto del clima
que a mí no me importaba.
A veces odio recordar tu llegada
que acaba con la espera y el misterio.
En los días que evocan a otros días
días fríos, de cielos grises cercanos
la herida de mi hoy
tan lejos de nuestro ayer
siente escalofríos
que le corren de la espalda
hasta este odio
que de serlo, no sería tanto.

1 comentario:

  1. Creíste que ya no te leía, ¿verdad? Pues no, mira, aquí estoy de fisgona, oponiéndome a tu odio por los días nublados que sólo puedo odiar por la sensación que te producen y también por el dolor del que tiñen la pobreza y la desolación.

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