jueves, 18 de septiembre de 2014

14:39









Este cielo indeciso
Casi todo azul pero brumoso
Telón de nubes inmediatas
Ajeno a los pasos sin reposo
Pero muy cercano a las plegarias
Modelo de tintas y de ojos
De labios azotados por el frío
De pensamientos sembrados en macetas
Transparente como una mirada
Suave como almohada
Dulce y fresco como barro
Como caricia antigua
Que cambia la piel por la memoria,
Este cielo indeciso
Hermoso y casi todo azul
Me recuerda un poco a ti.



sábado, 6 de septiembre de 2014

Cerati o la memoria repentina



"Lo que seduce
nunca suele estar
donde se piensa"


Anochecía, desde la altura de un piso 21 en la Ciudad de México casi se miraba cercano el cielo que prometía, como en los días anteriores, una lluvia repentina y vigorosa como las que ha estado ensayando con una precisión envidiable casi toda la semana. 
Estábamos dentro de una pantalla dejando que terminara el tiempo. De pronto una voz interrumpe la tartamuda letanía de las teclas de la computadora: "Murió Cerati". Para entonces, la noticia de la muerte del músico argentino era más que conocida, los portales de internet que nada tienen que ver o poco les importa la música, daban detalles de un desenlace que se había prolongado demasiado. 
No dije nada. Como ahora, poco tengo que decir de la incomparable historia que Cerati creó encabezando a Soda Stereo y que después seguiría escribiendo en solitario o con ocasionales compañías. 
Salí del trabajo y regresé caminando, como todos los días, intentando buscar en los jirones de la memoria aquello que me conectara con el legado musical que, para entonces, ya pregonaban sin reservas las estaciones de radio. 
Caminé las mismas cuadras de siempre que ahora se tornaban incomprensiblemente breves. Casi me dio pena. Recordé que en los lejanos días de escuela habían sido otras las voces y otros los acordes que musicalizaron esos tiempos de tantos despertares. 
En mi colección de compactos no hay discos de Soda ni de Cerati. No pensé hacer comentarios de aquella muerte a la que todos le otorgaban un matiz distinto con una invariable conclusión. Decidí hacerme a un lado, dejar que el silencio de la eléctrica que sugería esa ausencia, se llenara con otros pasados. A veces es difícil preguntarle a la memoria sin un buen argumento. 
Ya en casa, encendí la radio. Fue curioso, esta vez el soundtrack convocó al recuerdo y no al revés. "Cruje tu nombre en las paredes / si sé que esperas no podré dormir". Las distantes y casi ocasionales tardes de Rock 101, una memoria heredada y un corazón propio que necesitaba tener sus primeras abolladuras. Es verdad, esos recuerdos existen, protagonistas que tuvieron forma, tienen nombre, un aroma persistente  y un lugar que ha dejado de exisir. "Tienes el coctel que envenenará / Es el ritmo de tus ojos". 
Gustavo Cerati había dejado de estar desde hacía mucho tiempo, esa pausa dolorosa, llena de esperanzas, para muchos apenas comprensible, se había prolongado demasiado. Cada día fue un paso que alejaba la posibilidad de regreso. 
Debo confesarlo, hasta hace unos días, pensaba que Gustavo Cerati, como tantas otras cosas, era un olvido latente. Con gusto sé que, como tantas otras cosas, es más bien una memoria repentina. 
Hacían falta las distancias para tender puentes, decir adiós como otra forma del proceso evolutivo y convencerse que los crímenes que se gestan desde el ventrículo izquierdo en complicidad con el hemisferio derecho quedan obligadamente impunes. 
Es cierto, mi devoción por el músico argentino no existió nunca, de forma oportunsta algunos de mis recuerdos se han asido a sus creaciones para no hundirse en olvido tan rápido y por cierto, se han salvado. Decir gracias es hacer crecer la deuda que de todas maneras no puedo saldar.
El pasado es invariable y el mundo sin Gustavo Cerati no parece diferente al de ayer. Si seguimos por acá, ya veremos mañana.

fp
Ciudad de México.
Septiembre 2014.