No hay mérito en
despertar antes del día
Si no te hartaste
de la vida ayer.
Miras intruso la
cara lavada del sol
Ávidos pulmones
ya reclaman ante la ventana
Por aire nuevo y frescura
y humo y humores
No deberías, no
importa
Lo harías de
todos modos.
Y las calles dan
testimonio de tus pasos
Sin prisa y sin
rumbo
Dejando al tiempo
que rebase tus espaldas
Y no te des
cuenta de nada.
Te has ausentado
del progreso de tu patria
Eres anatema.
No vales lo que
obligas a los otros
Con tu inútil
presencia insistente.
Olvida la sonrisa
del anciano al que tocaste el hombro
Cuando recibió en
temblorosa mano
La moneda que
pagaría tu ruta de regreso.
No sirve el abrazo
con que arropaste a la joven
De piel de nieve
y sabor de agua dulce
Esa mañana en que
la vida le estaba pesando
Y le compartiste
algo o mucho de tu irresponsable
Esperanza.
No sirve tu
tiempo sin el metálico
Tañer de las
águilas sin vuelo.
Dicen que
endureciste tu oído
Que suavizaste la
piel
Que la ceguera te
conviene y tu voz
Va llena de palabras
huecas.
Pero no dices
nada
Y giras y te das
la vuelta
Para irte.
Porque te sigues
yendo desde entonces
Hasta ahora.
Como todos nos
vamos
Sólo que tú
hiciste la pausa inútil
Para saberlo.
Te sientes fuera
de todo
estás errado, pero piensas que no,
Encerrado en el
universo
Que cabe en el
grano de tierra
O en la semilla
de guayaba.
Ciudad de México, 06 de septiembre, 2017.
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