miércoles, 6 de septiembre de 2017

A un desempleado



No hay mérito en despertar antes del día
Si no te hartaste de la vida ayer.
Miras intruso la cara lavada del sol
Ávidos pulmones ya reclaman ante la ventana
Por aire nuevo y frescura y humo y humores
No deberías, no importa

Lo harías de todos modos.
Y las calles dan testimonio de tus pasos
Sin prisa y sin rumbo
Dejando al tiempo que rebase tus espaldas
Y no te des cuenta de nada.

Te has ausentado del progreso de tu patria
Eres anatema.

No vales lo que obligas a los otros
Con tu inútil presencia insistente.

Olvida la sonrisa del anciano al que tocaste el hombro
Cuando recibió en temblorosa mano
La moneda que pagaría tu ruta de regreso.

No sirve el abrazo con que arropaste a la joven
De piel de nieve y sabor de agua dulce
Esa mañana en que la vida le estaba pesando
Y le compartiste algo o mucho de tu irresponsable
Esperanza.

No sirve tu tiempo sin el metálico
Tañer de las águilas sin vuelo.

Dicen que endureciste tu oído
Que suavizaste la piel

Que la ceguera te conviene y tu voz
Va llena de palabras huecas.

Pero no dices nada
Y giras y te das la vuelta
Para irte.

Porque te sigues yendo desde entonces
Hasta ahora.
Como todos nos vamos
Sólo que tú hiciste la pausa inútil
Para saberlo.

Te sientes fuera de todo
estás errado, pero piensas que no,
Encerrado en el universo
Que cabe en el grano de tierra
O en la semilla de guayaba.


Ciudad de México, 06 de septiembre, 2017.




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